Las alergias alimentarias están en constante aumento, y la evidencia sugiere que dicho aumento no se debe a cambios genéticos si no que a factores ambientales. En condiciones fisiológicas, tras la ingestión de alimentos el tracto gastrointestinal se ocupa de descomponer los componentes de la dieta en nutrientes aptos para la sucesiva absorción. Y eso no genera, en la mayoría de los casos, ninguna respuesta inmunitaria desregulada. Sin embargo, es creciente el número de casos en que este proceso fisiológico de metabolismo, digestión y absorción tarde o temprano empieza a fallar.
Los mecanismos subyacentes a la expresión de las alergias alimentarias siguen sin estar claros. Sin embargo, varios estudios demuestran que una composición alterada de los microorganismos intestinales (disbiosis intestinal), junto con otros factores predisponentes del huésped, favorecen el desarrollo de estas afecciones. No es casualidad que también la disbiosis intestinal sea una condición en creciente aumento en nuestra sociedad. Son muchos de hecho los factores ambientales que la favorecen la disbiosis (dieta desequilibrada, estrés, sedentarismo, abuso de antibióticos, entre varios). Y así contribuirían al aumento de casos de reacciones de sensibilidad a alimentos y alergias conclamadas.
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¿Sensibilidad, alergia alimentaria o intolerancia alimentaria? Un poco de claridad
Las reacciones alimentarias adversas se pueden dividir de acuerdo con su fisiopatología subyacente en intolerancias alimentarias y sensibilidades alimentarias.
- La intolerancia alimentaria tiene un origen no inmunitario. Es decir, no implica la intervención del sistema inmunitario, más bien depende de una respuesta disfuncional (mala digestión, malabsorción, no tolerancia) a un componente alimentario. Por ejemplo, una deficiencia de una enzima del organismo requerida para digerir el componente alimentario. Ejemplos son la intolerancia a la lactosa (debido al fallo del enzima que normalmente se encarga de su digestión), la intolerancia al fructano, la mala absorción de la fructosa o intolerancia a otros carbohidratos fermentables, la intolerancia a la cafeína.
- La sensibilidad alimentaria es por contra una activación desregulada del sistema inmunitario frente a un determinado alimento, es decir que está mediada por la respuesta inmunitaria del organismo. Ejemplos de sensibilidades alimentarias son la enfermedad celíaca, las alergias alimentarias mediadas por anticuerpos IgE (como la alergia a frutos secos) y las alergias alimentarias no mediadas por anticuerpos IgE (como las enteropatías inducidas por proteínas alimentarias o la esofagitis eosinofila).
La microbiota intestinal interviene en el desarrollo de las alergias alimentarias
Las investigaciones científicas más recientes han observado diferencias entre la composición de la microbiota intestinal de las personas sanas y sujetos con sensibilidad alimentaria. Y dicha asociación parece no ser meramente casual. Ya se postulan de hecho los mecanismos tanto directos como indirectos por los cuales los microorganismos que viven en nuestro intestino modularían las respuestas adversas a los alimentos o vías indirectas que involucran el metabolismo de los antígenos proteicos y otros componentes de la dieta por microorganismos intestinales. Ya se postulan de hecho varios mecanismos de acción:
- Vía indirecta. Por un lado, una microbiota intestinal no sana podrían puede estar proporcionando señales proinflamatorias directas al huésped, perjudicando (literalmente estresando) el funcionamiento del sistema inmunitario y alterando su manera de responder cuando se ve expuesto a un alimento o componente alimentario. Es decir que si la composición de microorganismos que pueblan nuestros intestinos está alterada, podría provocar un cambio en la forma en que el sistema inmunitario reconoce ciertos alimentos como “peligrosos” y reacciona ante ellos, reduciendo así la normal tolerancia oral a los antígenos alimentarios REF.
- Otro factor clave en el desarrollo de sensibilidades alimentarias es la disfunción de la barrera intestinal. Es decir que vaya aumentando la permeabilidad de la mucosa intestinal de forma indiscriminada permitiendo la entrada a compuestos potencialmente peligrosos para el organismo y determinando así un estado de alarma (inflamación) crónico en el organismo y una sobre-estimulación del sistema inmunitario asociado al tracto gastro intestinal. También es reconocido el papel que ejercen los microorganismos intestinales y patógenos en influenciada la permeabilidad intestinal a través de diferentes vías.
“Las alteraciones de la microbiota intestinal pueden perjudicar la funcionalidad del sistema inmunitario y su manera de responder frente a un alimento o componente alimentario”
- Vía directa. Por el otro lado, la microbiota también puede interactuar directamente con los antígenos alimentarios o potenciales alérgenos. modulando su inmunogenicidad, es decir aumentando o reduciendo la capacidad de dichos componentes de activar la respuesta del sistema inmunitario REF. Los componentes alimenticios de la dieta que no son digeridos suficientemente por las enzimas del huésped se convierten en sustratos bacterianos. Si los microorganismos intestinales son “buenos” su acción digestiva puede llevar a la producción de metabolitos saludables y nutritivos para la mucosa intestinal, como los ácidos grasos de cadena corta. Sin embargo, los microorganismos intestinales de hecho pueden también degradar o modificar la estructura química de los componentes alimentarios aumentando su capacidad de activar una respuesta inmunitaria.
Lo que es cierto es que una mejor comprensión de estos mecanismos ayudará en el desarrollo de estrategias preventivas y terapéuticas frente a las alergias alimentarias.
¿Qué hacer si tengo los sintomas de alergia o de intolerancia alimentaria?
A pesar de tener mecanismos subyacentes diferentes, las sensibilidades alimentarias (mediadas por la inmunidad) y las intolerancias alimentarias pueden manifestarse a través de síntomas similares, entre ellos síntomas gastrointestinales (hinchazón, gases, diarrea, calambres y dolores abdominales, náuseas) y extra-intestinales (fatiga, articulaciones doloridas, eccema, confusión mental etc.). Por esto se estima que parte de las alergias alimentarias mal diagnosticadas podrían ser intolerancias no mediadas por la respuesta inmunitaria.
En caso de padecer de dicha sintomatología, lo primero es consultar al médico para llegar con su ayuda a un diagnóstico acertado. Por ejemplo, someterse a pruebas diagnósticas para confirmar o descartar la presencia de enfermedades como la celiaquía o otras sensibilidades alimentarias mediadas por IgE nos permiten tratar las sintomatología de una forma más específica y por lo tanto adecuada.
Una vez reconocida la diagnosis, y siempre de la mano de un profesional que nos acompañe, será muy importante aportar cambios tanto en la dieta (optar por una alimentación prebiótica) como más ampliamente en el estilo de vida. Dichos cambios variarán en función del diagnóstico y en caso de sensibilidades alimentarias, incluyen una re-implantología selectiva para repoblar nuestra microbiota intestinal hacia una composición que nos ayude a mantenernos más sanos (eubiosis).
Así podremos paliar los síntomas, fortalecer nuestro sistema inmunitario y invertir en salud.
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Referencias de profundización
- Caminero A et al. Mechanisms by which gut microorganisms influence food sensitivities. Nature Reviews Gastroenterology and Hepatology 16, 7–18(2019)
- Igbinedion SO et al. Non-celiac gluten sensitivity: All wheat attack is not celiac. World J Gastroenterol.2017 Oct 28;23(40):7201-7210.
- Caminero A et al. DuodenalBacteria From Patients With Celiac Disease and Healthy Subjects Distinctly Affect Gluten Breakdown and Immunogenicity. 2016 Oct;151(4):670-83.
- Boyce J et al. Guidelines for the diagnosis and management of food allergy in the United States. J Allergy Clin Immunol. Author manuscript; available in PMC 2014 Nov 24.
- Material infografico: https://www.gutmicrobiotaforhealth.com
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