vitamina D y obesidad

La carencia de vitamina D en sujetos obesos se debe posiblemente al secuestro de dicha vitamina liposoluble en el tejido adiposo. La hipovitaminosis D se normaliza con la pérdida de masa grasa mientras que permanece sin cambios si se pierde masa magra.

La 25-hidroxivitamina D (también llamada calcidiol, calcifediol o 25-hidroxicolecalciferol y a la que me referiré como 25(OH)D de aquí en adelante) es la principal forma circulante de vitamina D y se cree que sus niveles en la sangre proporcionan un parámetro fiable para evaluar sus reservas en el cuerpo, así como cualquier carencia o deficiencia.

La vitamina D clásicamente realiza sus funciones a nivel del sistema musculo esquelético y de la homeostasis de calcio / fósforo. Sin embargo, un creciente cuerpo de evidencia científica en los últimos años ha indicado que esta vitamina tiene un rango de acción mucho más amplio de lo que se conocía anteriormente y puede contribuir a la patogénesis de varios trastornos extra-esqueléticos.

De hecho, la vitamina D también parece influir en la secreción de insulina y la sensibilidad a esta hormona. Se ha demostrado que los niveles bajos de vitamina D predicen la diabetes tipo 2. La suplementación con vitamina D también se ha demostrado una herramienta terapéutica para reducir los niveles de presión arterial en personas hipertensas y para proteger contra el riesgo cardiovascular y la mortalidad. Además, una deficiencia de vitamina D puede favorecer la aparición de inflamación, cáncer y diversas enfermedades autoinmunes. Juega también un papel en la fertilidad masculina y femenina, la función intestinal y la aparición de enfermedades neurológicas.

Vitamina D y obesidad

La obesidad se caracteriza por bajos niveles circulantes de 25(OH)D debido a varios mecanismos potenciales. El más importante se considera comúnmente el secuestro de vitamina D soluble en grasa en una mayor cantidad de masa grasa corporal, que es la situación del sujeto obeso. En consecuencia, la pérdida de peso se asocia con un aumento de la 25-hidroxivitamina D sérica en mujeres con sobrepeso u obesas, aunque se ha demostrado una liberación alterada de vitamina D en el tejido adiposo disfuncional, como ocurre en la obesidad. Aun así esta hipótesis sigue siendo una suposición y no está al día de hoy totalmente comprobada.

Por otro lado, existe evidencia de que la vitamina D puede ser un predictor de la tasa metabólica en reposo y regular la diferenciación, el metabolismo y la masa de tejido adiposo, inhibiendo así el riesgo de obesidad. Por tanto, podría ser que la disponibilidad de vitamina D y el tejido adiposo puedan influirse mutuamente.

Hasta la fecha, las revisiones sistemáticas y los metanálisis que investigan la relación entre la 25(OH)D y la masa grasa han arrojado resultados inconsistentes, y varios ensayos clínicos aleatorizados que investigan la influencia de la suplementación con 25-hidroxivitamina D3 en el porcentaje de grasa corporal han dado resultados contrastantes.

Vitamina D, masa grasa y masa magra

No obstante, ya se están publicando los primeros estudios enfocados específicamente en la asociación entre los niveles de vitamina D y la composición corporal en el sobrepeso y la obesidad, independientemente de la edad, sexo, presión arterial, niveles de insulina y otros parámetros metabólicos.

El objetivo del primero de este tipo de estudios, realizado en 2019, fue precisamente investigar la posibilidad de una asociación negativa entre la masa grasa y los niveles de 25(OH)D en una población de sujetos con sobrepeso y obesidad. Las personas inscritas en el estudio fueron 147 sujetos (106 mujeres y 41 hombres), con edades comprendidas entre los 18 y los 69 años. Ninguno tenía enfermedades metabólicas o crónicas clínicamente evidentes (por ejemplo, hipertensión, diabetes mellitus, insuficiencia renal, etc.) ni estaba en tratamiento farmacológico de ningún tipo. Se recogieron muestras de sangre en la temporada de otoño y se midieron los niveles séricos en ayunas de 25(OH)D, insulina, glucosa, ácido úrico y lípidos (triglicéridos, colesterol total, HDL y LDL). La resistencia a la insulina se evaluó mediante el modelo de evaluación de la homeostasis (HOMA-IR). Los parámetros de composición corporal (masa grasa [FM], masa magra [FFM], masa celular corporal) [BCM], agua corporal total [TBW]) se midieron mediante análisis de bioimpedancia eléctrica (BIA). Finalmente, también se evaluaron parámetros demográficos, antropométricos y clínicos (edad, índice de masa corporal [IMC], perímetro de cintura [PC], presión sistólica [PAS] y presión diastólica [PAD]).

Este estudio muestra claramente que los niveles circulantes de 25(OH)D son progresivamente más bajos con el aumento de la masa de grasa corporal, independientemente del sexo, distribución de la grasa corporal, presión arterial, resistencia a la insulina y otros parámetros antropométricos que los metabólicos. Tanto la masa grasa como el índice de masa corporal (IMC) se correlacionaron negativamente con las concentraciones anteriores de manera muy significativa, seguidos de la circunferencia abdominal, la insulina y los niveles de resistencia a la insulina, los triglicéridos y, menos significativamente, también con la presión arterial diastólica.

La baja 25(OH)D también podría ser responsable de la hiperinsulinemia y la aparición de resistencia a la insulina en sujetos con sobrepeso y obesidad, pero esta hipótesis aún es discutible.

Estos datos sugieren fuertemente que la acumulación de tejido adiposo es el principal factor responsable de los niveles bajos de 25 (OH) D en sujetos obesos, posiblemente a través del secuestro de 25(OH)D soluble en grasa en la masa grasa.

Dado que la vitamina D tiene varios efectos protectores sobre la salud, puede reducir el riesgo de hipertensión, enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, infertilidad, enfermedades autoinmunes, cáncer y enfermedades intestinales y neurológicas, la disminución progresiva de los niveles de vitamina D con un aumento paralelo de la acumulación de grasa corporal puede explicar en parte varias de las complicaciones asociadas a la obesidad.

Por estos motivos, ya se ha propuesto la suplementación con 25-hidroxivitamina-D3 como tratamiento adyuvante para la obesidad y las complicaciones metabólicas y cardiovasculares relacionadas a ella.

¿La vitamina D ayudaría a perder peso?

Con respecto al efecto de la vitamina D sobre la grasa corporal, los resultados de los ensayos clínicos aleatorizados que investigaron hasta ahora la influencia de la suplementación con 25-hidroxivitamina D3 en el porcentaje de grasa corporal han arrojado resultados confusos.

En estos estudios recientes, no se observó correlación entre los niveles de 25(OH)D y la masa magra, la masa celular metabólicamente activa y la cantidad de agua corporal total de los sujetos. Cierto es que existen estudios que han demostrado que las mujeres posmenopáusicas con deficiencia de vitamina D muestran una reducción significativa en la fuerza muscular y el rendimiento físico.

Aun así, los datos actualmente disponibles sugieren que el efecto de la vitamina D sobre la grasa y la composición corporal es mucho más débil que el efecto de la grasa corporal sobre los niveles de 25(OH)D. Cabe recordar que el tejido adiposo disfuncional, como en el caso de los pacientes obesos, muestra además una liberación reducida de 25-hidroxivitamina-D3 inducida por las catecolaminas y una actividad alterada de las enzimas que metabolizan la vitamina.

El efecto de la grasa corporal en la reducción de los niveles de vitamina D es más fuerte que el posible efecto de la vitamina sobre la composición corporal  y la perdida de masa grasa

Doctora en Alimentación y Salud

Life Coach especializada en Alimentación y Estilo de vida

Facilitadora de Procesos de Mindful Eating

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Lecturas recomendadas:

  • 25 Hydroxyvitamin D Levels are Negatively and Independently Associated with Fat Mass in a Cohort of Healthy Overweight and Obese Subjects. Giovanni De Pergola et al. Endocrine, Metabolic & Immune Disorders – Drug Targets. Volume 19 , Issue 6 , 2019

 

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